La Cueva de Salamanca

Cuenta la leyenda que en este lugar, Satanás tomó la apariencia de un Sacristán (persona que cuida de los objetos guardados en la sacristía y de la limpieza de la iglesia) y allí brindaba métodos de ciencias ocultas, magia, adivinación, astrología, quirománcia y astrología a siete alumnos por unos siete años. De todos ellos, sólo uno debía quedar de por vida cuidando aquella cueva y este alumno habría sido el Marques de Villena. Los demás alumnos que acudían no revelaban absolutamente a nadie lo aprendido.

Parte de estas clases, las daba Clemente Potosí en una Sacristía (Habitación aneja a una iglesia donde se guardan las ropas y objetos necesarios para el culto y donde los sacerdotes se revisten) que tiempo después, fue identificado con el Diablo. Los alumnos eran elegidos cuidadosamente y siempre eran siete (un número con influencias místicas), además, debían pagar por aquellas clases.

El método de estudio era peculiar, ya que se sorteaba que alumno debía pagar por todos y si no podía pagar, debía permanecer encerrado en dicha cueva. Aquí es donde el Marques de Villena (Enrique de Aragón) fue quien tuvo que tomar dicho puesto al no tener el suficiente dinero para pagar, y así, fue encerrado en la Cueva.

Este joven, no se resignó a dicho destino e ideó un plan para escapar. Él, se ocultó en el interior de una tinaja que estaba tapada con diversos objetos de por ahí acumulados. Cuidó hasta el más mínimo detalle para que quedaran natural para no ser descubierto. Luego cuando regresó el Maestro a la sacristía y al no encontrar al Alumno, se marchó rápidamente dejando la puerta abierta.

La Cueva de Salamanca

Mientras tanto, Enrique aprovechó en escapar de dicha iglesia y oculta en ella por toda la noche hasta el día siguiente, pudo por fin escapar de ella. En el año de 1580, dicha iglesia fue derribada y la cueva perdió la mitad. Ésta fue usada como carbonería o depósitos de desperdicios hasta su rehabilitación a mediados del Siglo XX.