El Girasol - Leyenda de Argentina

Cuenta la leyenda sobre Pirayú, quien era Cacique de una Tribu que vivía a orillas del río Paraná, mientras que Mandió era cacique de una tribu vecina. Ambos, Pirayú y Mandió eran muy buenos amigos y por eso, sus pueblos intercambiaban en paz artesanías y alimentos. 

Cierta vez, Mandió tuvo la gran idea de unir a las dos Tribus, y por eso, pidió en matrimonio a la hija de Pirayú.

"Para estar siempre unidos, deseo casarme con tu hija." dijo Mandió a su amigo.

"Imposible." - Respondió preocupado Pirayú. Y en brebe, dijo a Mandió que su hija no se casaría con ningún hombre porque había ofrecido su vida al dios Sol. 

Ante la incredulidad de Mandió, Pirayú dijo:

"Carandaí, mi hija, desde muy pequeña pasa las horas contemplando al Sol. Sólo vive para él. Por eso, los días nublados la ponen tan triste."

Mandió tras saber esto, se alejó molesto y prometió venganza. 

Con el pasar de los días, Carandaí andaba con su canoa contemplando la caída del Sol en medio del río cuando de pronto, vio fuego sobre su aldea. Sin mucha demora, remó rápidamente hacia la orilla para desembarcar, pero unas barras gruesas de madera trabaron sus movimientos. 

la leyenda del girasol

"Ahora pide a tu querido Dios que te libere de mi venganza." - dijo Mandió

"¡Oh! Cuarahjí, ¡Mi querido Sol!" - Decía Carandaí. - "No permitas que Mandió acabe conmigo y mi pueblo. No lo permitas mi Dios... "

Y tras poco de decir Cuarajhí, el Sol, envió a la joven un remolino de rayos potentes que la envolvieron y la hicieron desaparecer de la vista de Mandió. Allí donde había estado Carandaí, brotó una planta esbelta y hermosa con una flor dorada que al igual que la princesa, siguió siempre con su cara al cielo los rumbos del sol.