Según cuentan, hace mucho una Niña (de unos 9 años), era hija única y muy querida por sus Padres. Ella siempre era muy consentida y complacida con las cosas que pedía.
Un día, la Niña muy temerosa, se acercó a sus Padres y les dijo, que algo con la forma de un enorme y extraño ser, la estaba observando siempre por las noches desde su armario. Los padres se miraron y luego dijeron que era sólo su imaginación, que no le de mucha importancia, y vaya a dormir.
Esto se repitió continuas veces y la Niña insistió a sus Padres lo del Monstruo, pero nuevamente les decía que no era nada. La Niña cada día estaba más asustada por aquella sombra que ahora, hacía sonidos raros y ruidos en su Armario impidiéndole dormir por temor a que se le acerque y le haga algo horrible. Cada noche, era un martirio para ella, se pasaba pensando y moviéndose mucho en su camita.
Una noche, la Niña escuchó muchos más ruidos, balbuceos y alaridos tan horribles que la aterraban cada vez más. De inmediato se arropó en su camita temiendo que ese Monstruo que la estaba acosando le haga daño. Cada minuto, eran más intensas las bullas que en un momento de valor, ella decidió levantarse de su camita; caminó lentamente hacia al armario, y cuando ya estaba por tocar la perilla de la puerta, una enorme mano con largas uñas y largos dedos la tomó de su manito y la llevó hacia lo oscuro del armario en un grito terrible de la pobre Niña.
Los Padres al oír el grito de su Niña, de inmediato se despertaron y cuando llegaron a su habitación, ya era demasiado tarde porque la pequeña Niña no estaba en ningún lado. Cuando se acercaron al armario, sólo encontraron un rastro de sangre. Ellos sólo pudieron lamentarse por no haber escuchado las constantes súplicas y temores de su Hijita.
Se dice que con el pasar del tiempo, aquellos Padres se mudaron de su casa para poder olvidar lo sucedido, pero más, por temor de que aquel Monstruo del armario, les vuelva a hacer daño.