Belek el enano vampiro - Leyendas de Argentina

Esta leyenda urbana de Belek, el enano vampiro nos cuenta que hace mucho (en los años sesenta) había llegado a la ciudad de Buenos Aires el Circo de los Zares de San Petersburgo (uno de los circos soviéticos más importantes pero no tan magnifico como el Circo de Moscú). Ellos tenían gran repertorio donde habían payasos, equilibristas y claro, enanos.

Entre ellos había un enano llamado Kirki, quien era ágil y originario de la zona de los Montes Cárpatos, hogar del Vampiro humano Vlad Tepes, "El Empalador" (que luego Bram Stoker inmortalizó en su novela Drácula). La carpa se instaló en la avenida La Plata, y poco después empezaron las funciones. Curiosamente, algunos animales empezaron a morir misteriosamente que no se podían explicar. El encargado del circo (Boris Loff), dijo que los animales morían de noche y aparentemente, no tenían ni una gota de sangre. Preocupado, mandó a vigilar al "Hombre bala" y a la "Mujer barbuda" para dar con el causante de estos terribles sucesos.

Una noche, cuando escucharon una serie de ruidos, ambos encontraron a Kirki mordiendo el cuello de una de las monas tití del circo llamada "Vera". Muy perturbados, contaron lo sucedido Boris y este, expulsó al enano del elenco. Poco después, el circo se marchó dejando al pequeño hombre lejos de su tierra. Se dice que Kirki habitó en un caserón abandonado de Flores en un barrio grisáceo y olvidado de Buenos Aires. Sus vecinos lo tomaron como un personaje pintoresco al que lo llamaron: Belek.

Tiempo después, se notó en el barrio la desaparición de los felinos; luego fueron apareciendo estos sin una gota de sangre por lo cual, la gente empezaron a hablar sobre Vampiros. Otros decían, que habían visto una especie de niño vampiros, pero otros, juraban que era un enano con rasgos ruso. Motivados por este terror, empezaron a llevar ajo, crucifijos y mantenerse en sus casas para evitar los ataques del Vampiro.

leyenda belek el enano vampiro

Con el pasar de los días, la gente se organizó y empezaron a armarse con estacas y agua bendita para atrapar a aquel ser que los aterrorizaba. Tras muchos intentos, unos muchachos lograron atrapar al culpable en una partida de fútbol que al notar un bulto pequeño que se les acercaba babeando sangre, ellos usaron la red de tela del arco, y lo atraparon para luego, llevarlo a rastras hacia la iglesia y ahí, se decida su destino. Para mala fortuna de los cazadores, Belek cortó la red con sus dientes y huyó hacia el cementerio.

Desde ese entonces, hay quienes aseguran que en ese viejo panteón, Belek el enano vampiro aún sigue cometiendo sus atrocidades. Unos dicen que lo ven correteando entre las tumbas, otros que acecha a los incautos que aún no creen en los Vampiros. Otros, juran que este ser deja un cadáver de algún animal en el cementerio o en el peor de los casos, una persona que no pudo escapar de él.
 

 

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